martes, 30 de noviembre de 2010

Milagro en Mallorca



Pensaba acudir al campo del Príncipes de España, en el polígono industrial de Son Castelló (afueras de Palma), pues la ocasión lo merecía. Pocas veces se acerca la selección española a Mallorca. Pero, como ya me sucedió con el concierto de Leonard Cohen, el año pasado, unas serie de circunstancias no demasiado insalvables me impidió ir a ver la sorprendente victoria de España ante la mundialista Namibia, 33-20. Tuve que conformarme con ver el partido, de madrugada, en el formato que siempre he disfrutado el rugby hasta ahora: sentado en el sofá, a oscuras, frente al televisor, en este caso sintonizando Teledeporte (la otra modalidad es sentado en un taburete, rodeado de británicos, en los pubs Hogan's u O'Briens).

Teniendo en cuenta la calidad de los contendientes, el partido no fue malo. Además, pudimos comprobar que el nuevo proyecto de Regis Sonnes aporta una serie de novedades positivas, y es que los legionarios franceses que ha ido reuniendo para defender los colores de España han mejorado apreciablemente las posibilidades de este equipo. Especialmente en el scrum se nota la diferencia con otros partidos, aunque también es cierto que no soy un experto en las evoluciones del rugby patrio. También se nota que el zaguero Mathieu Paluchón aporta cosas, como prometió Sonnes, que difícilmente se encuentran en la liga nacional. Recordemos que Peluchón debutaba en el partido en el que consiguió un ensayo, además de patear con bastante solvencia a palos (aunque mejorar a Gratton tampoco resulta una tarea excesivamente complicada). El dominio fue total, incluso en los momentos de inferioridad numérica. A Namibia le faltaba su estrella, el rocoso flanker de los Saracens, Jacques Burger, pero tampoco es excusa para ofrecer tan poco en un partido arbitrado por un señor portugués que se llama José Mourinha (sic).

Queda claro que el rugby español, visto lo que aporta el 'producto patrio', se encuentra en manos de legionarios franceses y argentinos que permiten poder mantener un cierto nivel para tratar de hacer frente a aquellos rivales (Rumanía, Rusia, Georgia, Portugal) que nos han ido dejando atrás con el paso de los años, al haber asimilado mejor el cambio del paso al profesionalismo.

Ante la imposibilidad de conseguir imágenes del partido, dejo arriba un reportaje muy mejorable que realizó la televisión autonómica balear, sobre un entrenamiento de la selección española en las instalaciones de Son Moix.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La situación de Gales


Mucho se está hablando últimamente sobre las malas sensaciones que habitan el cuerpo de la Gales rugbística, atizados a partir del frustrante empate ante Fiji por las declaraciones del equipo técnico, sobre todo del seleccionador Warren Gatland, personificando el mal resultado del pasado viernes en una serie de jugadores, con el ex-capitán Ryan Jones a la cabeza. El equipo lleva unos seis partidos seguidos sin experimentar la fuerza catártica de la victoria, y eso tal vez ha agravado ciertas percepciones sobre su actual estado.

Sin embargo, a pesar de los resultados, me parece que las cosas se están sacando de quicio, pues Gales no está desempeñando unos partidos tan malos este noviembre. Primero, hay que tener en cuenta que su equipo titular ha sido desmoronado con una serie de bajas decisivas, que han llegado en el peor momento (Halfpenny, Roberts, Davies, Shane, etc.). Pero si uno ha podido ver los tres partidos jugados hasta ahora se da cuenta de que contra Australia dieron mucha guerra, dominando la primera parte y dando una lección majestuosa a los Wallabies en el scrum. En la segunda encajaron 3 ensayos (fruto del espectacular ataque de los chicos de Deans), pero nunca perdieron la cara a los australianos, y casi hasta el final tuvieron algunas opciones de variar el marcador (hasta el penalty transformado por O'Connor). Desde luego, fue un partido muy superior el desempeñado por su parte con respecto al Gales-Australia del año pasado, que significó un baño en toda regla y un ridículo para los de casa.

Ante Sudáfrica el partido todavía fue mejor, a pesar de la derrota (por sólo 4 puntos de diferencia). 3 ensayos a 2, una portentosa actuación atacante en la primera parte (con la futura gran estrella George North al mando, el ala de los Scarlets que sólo tiene 18 añitos), y una consistente fuerza defensiva (los dos ensayos de los Springboks llegaron casi seguidos gracias al gran trabajo de sus insuperables hombres altos de la delantera (Matfield, Alberts, Spies, etc.) al inicio del segundo tiempo. Al final incluso tuvieron a los sudafricanos totalmente arrinconados en su línea de marca, rozando un ensayo que habría concedido una justa victoria a los galeses.

Lo de Fiji sí resultó más preocupante, pero hay que tener en cuenta que los polinesios son un rival complicado que el viernes jugó un grandísimo partido, con una consistencia y ambición que no suelen acostumbrar en sus giras europeas. El resultado y fases del juego son preocupantes para los galeses (muy errático juego a la mano), pero queda lejos del pesimismo casi desesperado que algunos han evidenciado estos últimos días.

Prueba de que las declaraciones de Gatland sobre Ryan Jones parecen más fruto de la adrenalina que de una decisión de convertir al tercera de los Ospreys en el chivo expiatorio de Gales, la tenemos en que Jones formará parte del 15 titular que este sábado se enfrentará a la todopoderosa Nueva Zelanda en Cardiff.

martes, 23 de noviembre de 2010

Martyn Williams en Total Rugby



El galés Martyn Williams, veterano (35 años) superviviente de todos los combates posibles, casi centenario con los dragones, Lion en dos giras, habla para Total Rugby mientras su selección se debate en una crisis desesperante en la que encadena ya media docena de partidos seguidos sin vencer tras su último empate en el Millenium ante Fiji (partido que ha despertado el celo inquisitorial del seleccionador Warren Gatland, que ha escogido al ex-capitán Ryan Jones como chivo expiatorio).

sábado, 20 de noviembre de 2010

Recuerdos del pasado Mundial



A diez meses del inicio del próximo Mundial, que se celebrará en Nueva Zelanda a partir de septiembre del 2011, dejo este breve video que recopila algunas de las imágenes más emotivas del Mundial de Francia 2007.

martes, 16 de noviembre de 2010

Vuelve la gran Inglaterra



Parece (con Johnno las cautelas nunca están de más) que las mejoras evidenciadas por Inglaterra en su enfrentamiento con Nueva Zelanda se han confirmado este sábado en Twickenham frente a la poderosa Australia, que llegaba como el único equipo que este año ha podido batir a los temibles All Blacks pero que fueron vapuleados de forma sorprendente pero contundente. A Johnno le está pasando como a su colega De Villiers: ambos consiguen sus mejores aciertos cuando rectifican (el sudafricano cuando 5 de sus piezas clave en el éxito del Tri Nations 2009 comenzaron esa temporada en el banquillo, como segundas opciones). Va quedando claro que el equipo lento y pesado que era la Inglaterra de Johnson hasta la penúltima jornada del VI Naciones, cuando empataron miserablemente en Murrayfield ante la débil Escocia, necesitaba la entrada del 'Trío Maravilla' Youngs-Ashton-Foden, que le ha dado una velocidad y una inspiración indispensable para poder batir a los colosos del sur. Lo de Youngs fue para enmarcar, una lección de cómo se dirige a un equipo de rugby, con ambición y cabeza, imprimiendo ritmo cuando toca para poner en marcha unos endiablados tres cuartos, o dejando que la acumulación de fases de su poderosa delantera (cómo se vaciaron los tres bestias de la primera línea) vaya laminando poco a poco al rival. Youngs dejó claro, ante un enorme competidor como Will Genia, que ahora mismo es uno de los mejores 9 del mundo oval, con galones de consagración internacional. Ashton y Foden, la pareja de Northampton, volvió a demostrar también que poseen una verticalidad asombrosa y un físico más propio de jugador del hemisferio sur que del norte. La capacidad de desborde que muestran ambos está resultando ser un arma temible para los rivales de los ingleses, y el partido del sábado fue un ejemplo portentoso de estas nuevas fuerzas con que cuenta el Quince de la Rosa.

Todo el equipo estuvo a una elevadísima altura, maniatando a uno de los mejores ataques del mundo. Flood estuvo perfecto con el pie y muy participativo con el oval en la mano, e impresionante también fue lo de Cueto, que por lo general no me suele entusiasmar, pero que casi siempre pudo romper la débil línea australiana, que realizó un partido nefasto en defensa, con numerosísimos placajes fallados. También Lawes ha dejado claro que puede ser uno de los mejores del mundo en su puesto, con buen nivel arriba en los line outs, abajo en los rucks, y también con capacidad de hacer daño con el oval en las manos. En fin, que ahora sólo falta que no se lesiones ninguno del citado Trío, básicamente, y que se reincorpore Wilko (la gran temporada que está realizando con Toulon da pistas de que su participación puede mejorar incluso la aportación de Flood (y eso que el centro-apertura de los Tigers está ahora mismo seguramente en su mejor momento con la zamarra inglesa), para que Inglaterra pueda luchar de nuevo por un título, ya sea VI Naciones o Mundial. De momento, a ver si son capaces de devolverle la paliza del 2008 a los Springboks en Twickenham.

En cuanto a Australia, repetición de lo ya visto en otras ocasiones: a día de hoy son el equipo más bipolar del mundo, capaces de actuaciones temibles junto con desastres absolutos. Ya han demostrado muchas veces los de Deans que les falta regularidad. Calidad tiene muchísima, pero sin regularidad, y con un tipo que representa mejor que nadie ese ánimo maníaco-depresivo como es Quade Cooper (que cuando no brilla es un auténtico boquete para su línea defensiva), poco se puede hacer en las grandes citas. Lo único salvable de los Wallabies fue Kurtley Beale, que ahora mismo es sin duda uno de los backs más en forma del mundo y que ya tiene patentadísimo ese sombrerito tan mono que hace picando sutilmente el oval con el empeine, gracias al cual consiguió el sábado uno de sus dos ensayos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Doble vara neocelandesa



Curioso un video que ofrece Rugby Dump en el que se puede apreciar dos visiones opuestas de un mismo hecho: el alevoso cabezazo por la espalda de Keven Mealamu al capitán inglés Lewis Moody el pasado sábado en Twickenham, por el cual Mealamu ha sido sancionado con sólo 2 partidos (reducidos de 4 tras la apelación). Mientras que en la primera narración, la neocelandesa de Grant Nisbett, el mismo que condenaba (con razón) hace sólo unos meses una jugada calcada de Bakkies Botha contra Jimmy Cowan (9 semanas la cayeron al Springbok), se produce un vergonzoso silencio a medida que se ofrecen las repeticiones de la agresión de Mealamu, en la de inglesa de Sky, por contra, con el gran Miles Harrison al micrófono, Stuart Barnes sí que pone su voz al servicio de lo que plasman las imágenes.

martes, 9 de noviembre de 2010

Esperpento en el Aviva Stadium



Poco se puede decir de los primeros 65 minutos del Irlanda-Sudáfrica (21-23) disputado el pasado sábado en el Aviva Stadium de Dublín: un recital de despropósitos, un infinito encadenamiento de errores que dejó por los suelos la calidad que prometía el partido. En parte la lluvia tuvo algo que ver, pero la enorme cantidad de errores en el juego a la mano, los line outs que una vez sí y otra también regalaban los locales, la sarta de penalizaciones que Owens le fue cobrando a los Springboks, hizo que la experiencia de ver el partido fuera una tortura. Ganó el menos malo, el que supo aprovechar algunos de los errores rivales más clamorosos (como el ensayo de Smith, que nace de un line out a favor de Irlanda, en la línea de 22 del campo sudafricano, y que un inoperante Reddan regaló al flanker de los Cheetahs), pero ninguno de los dos hizo méritos para celebrar nada. Por eso, tras una victoria rácana y agónica, no entiendo la celebración exaltada de algunos Springboks nada más acabar el partido. Que se lo hagan mirar, porque celebrar de esa guisa partidos tan deplorables dice mucho sobre su situación actual, tras el ridículo perpetrado en el Tri Nations. A algunos de ellos ni siquiera se les vio prácticamente en acción, como es el caso de Basson, Stegman o Kirchner, y debería mejorar bastante la cosa si no quieren encontrarse con alguna seria derrota en este tour europeo.

Como decía, el partido de rugby comenzó a los 65 minutos, tras la previa tortura de despropósitos, más o menos cuando Kidney decidió sacar a los eternos O'Gara (que estrenaba su entorchado número 100 con Irlanda) y Stringer, que convirtieron a la espantosa Irlanda que habíamos sufrido antes en aquella que hace año y medio encandiló en el VI Naciones. El bonito ensayo de Aplon, tras jugada en la que colaboró el debutante Lambie, despertó la furia de la pareja de medios de Munster, que imprimió en su equipo un furioso ritmo de caballería para conseguir dos ensayos casi seguidos (Bowe y Kearney) en los que se les vieron las vergüenzas defensivas a los Springboks, especialmente a la 'pulga' Aplon, muy desafortunado en ambas acciones. Sólo el segundo intento de conversión de O'Gara, que impactó en un poste, impidió el empate.

domingo, 7 de noviembre de 2010

El día de la marmota en Twickenham



Se tituló El día de la marmota una conocida película dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray en la que un individuo veía como su vida quedaba impotentemente reducida a la tortuosa repetición del mismo día. El día era siempre el mismo, pero no necesariamente sus contenidos vivenciales resultaban idénticos. Únicamente a partir de una costosísima progresión, fruto de cambios graduales de los que ni él mismo se daba cuenta, pudo superar ese encallamiento temporal-existencial. Pues algo así le está pasando a Inglaterra, sobre todo con Nueva Zelanda de partenaire. La historia se repite cada noviembre desde el año 2002: derrota en casa, victoria de unos All Blacks (la novena seguida frente a los De la Rosa) que parecen jugar en Twickenham casi con mayor comodidad que en el mismísimo Eden Park (16-26. Crónica de Eddie Butler). Pero poco a poco, como en la película de Murray, se van apreciando unos cambios que, si de momento todavía no pueden prometer una victoria redentora, sí que apuntan a su posibilidad a medio plazo. Inglaterra volvió a morder el polvo en Twickenham, pero en esta ocasión las diferencias existentes entre un equipo y otro se fueron limando hasta el punto de que los locales tuvieron opciones de empatar el partido en el último tramo. Le faltan todavía una serie de ajustes a los de Johnno, por ejemplo, mayor nivel físico (todavía se nota demasiado que las selecciones del hemisferio sur son más atléticas y tienen más fondo), más concentración en momentos clave (los errores en el juego a la mano siguen siendo desesperantes entre los ingleses) y determinados cambios en el equipo titular (de los que me sobran Cueto, Palmer y tal vez Hape e Easter) para poder tener opciones de victoria en el 2011, con el VI Naciones y el Mundial. De momento se nota que los 3 fenómenos que, casi a la fuerza, se ha visto obligado a introducir en el equipo, y hablo del trío Youngs-Foden-Ashton, le dan unas posibilidades que antes no se tenían, como capacidad de desborde, creación de espacios y verticalidad, talento e ingenio, etc., pero me habría gustado que estos cambios ya se hubieran introducido al inicio del pasado VI Naciones, y no precipitadamente en los tests de junio, porque así habría un mayor rodaje que se apreciaría a día de hoy. Lo que queda de estos tests de noviembre deben ser claves para ese rodaje, para que la confluencia de dos estilos, el de delantera correosa y potente (a los All Blacks los llegaron a poner en aprietos muchas veces), con juego corto y de choque, junto al más atractivo de tres cuartos creativos con capacidad para romper las líneas rivales, puede dar sus frutos. Si le añadimos a este 15 de ayer el gran Wilko en lugar de Flood, y cambiando a Cueto por Banahan, Easter (se viene demasiado abajo físicamente en las segundas partes, y tal vez por ello comete excesivos errores) por Jordan Crane, Hape por Flutey y Palmer por Attwood, Inglaterra tendrá mucho que decir en el 2011 (deberíamos tener en cuenta también, que además de la descomunal calidad de los All Blacks, hay algo muy importante que tienen a favor, y es que Henry lleva ya siete años en el cargo, y trabajando exactamente con la misma columna vertebral, la formada por McCaw, Carter y Muliaina, que ya le ha dado muchos títulos a su país, mientras que Johnson, además de ser peor seleccionador, está todavía montando un equipo que no ha encontrado una línea regular de juego desde el año 2003, año desde el que no ha vuelto a ganar prácticamente nada, salvo unas cuantas Calcutta Cup).

Pero, pasando al partido en sí, y tras unos pocos minutos iniciales en los que Inglaterra desplegó una salida animosa y con cierto brío, ya se vio que los All Blacks, a pesar de su derrota en Hong Kong, siguen siendo una máquina de hacer rugby, y con dos despliegues en cascada casi seguidos pusieron en ridículo a la defensa inglesa (Hape y Cuero naufragaron en esos minutos). Los ensayos de Gear (polémico, pues en una imagen congelada parece que toca con el pie fuera antes de posar el oval), fruto de una vertiginosa combinación de Sonny Bill y un gran Kaino, y Read (casi empujado a la zona de marca por el mismo Kaino) pusieron a los neocelandes 0-14 y el miedo comenzaba a atenazar a todo Twickenham. De nuevo las pesadillas de otra humillación a manos de los All Blacks aparecían en la mente de los 80.350 espectadores que asistieron al partido. El fin de la primera mitad (3-17) no acabó de despejar ese miedo, aunque Inglaterra tuvo opciones de conseguir un ensayo en un ataque que naufragó a pocos metros de la línea de marca (Sheridan, que se acabó estrellando contra el muro negro, desbarató una opción casi perfecta no pasándole el oval a un Flood con espacio y posibilidades).

Pero, en cambio, sí que comenzaron a cambiar las cosas, como en El día de la marmota, en la segunda parte, pues, ya fuera por conservadurismo de Nueva Zelanda o por virtudes de Inglaterra, lo cierto es que los locales tuvieron en su mano empatar el partido (y tal vez ganarlo) si no hubieran desaprovechado unas 3 ocasiones claras para conseguir un ensayo. Siempre se habla del devastador ataque de los All Blacks, pero pocas veces se reconoce la imponente labor defensiva que despliegan, especialmente en el hemisferio norte, donde suele ser objetivo casi imposible anotarles un solo ensayo (creo recordar que en los tests de otoño de 2009 dejaron a cero ese registro). Por eso tiene especial mérito que Inglaterra acabara anotando uno, obra del hooker reserva Dylan Hartley (nota posterior: acabo de ver una repetición del ensayo y resulta que no debería haber subido al marcador, pues Ashton parte en fuera de juego tras el pateo de Flood), y que pudiera repetir proeza en varias ocasiones, sobre todo en el 'ensayo fantasma' de Hape (únicamente se vio que no lo era gracias a la repetición televisiva), al que se le cae el balón justo en el último momento (aunque se podría haber pitado perfectamente penalty try por el placaje sin brazos de Toeava). Curiosamente los problemas visitantes llegaron cuando un jugador al que aprecio, Andy Ellis, entraba en el terreno de juego substituyendo a un correcto Matthewson, para hacerse con la manija de su equipo, cosa que no pudo plasmar en ningún momento, quedando el ataque de los neocelandeses reducido a los tiros de penalty de Carter. Un signo evidente de que los All Blacks pensaron que se les podía escapar la victoria lo encontramos en lo que sucedió en el minuto 71, justo antes de la exclusión de Kaino: penalty a favor, con 16-23 en el marcador, y rompen con la 'lógica all black' que les habría llevado a buscar un peligroso line out cerca de la línea de marca, para conformarse con un tiro a palos que los dejara fuera de peligro. No es que fuera una mala decisión, al contrario, pero esta racanería sólo la suelen practican los neocelandeses en esos escasos momentos en los que se ven algo acorralados.

Luego llegó la inferioridad numérica y las últimas avalanchas inglesas, ya casi sin fuerzas (Easter, Moody y Croft principalmente, desfondados), como la citada anteriormente acción de Hape, pero ya no pudieron variar el marcador, aunque al menos les quedara a los locales el detalle positivo de ganar por puntos el segundo tiempo, 10-9, algo que no hay que desperdiciar a la hora del análisis si el rival ha sido Nueva Zelanda. Lo dicho: sigue la misma historia de cada mes de noviembre, aunque algo va cambiando. Ya no hay humillación, los ingleses dan más la cara, e incluso se permiten anotar un ensayo. El próximo partido, frente a Australia, debería confirmar si Inglaterra se encuentra inmerso en una línea ascendente o simplemente un espejismo le está jugando una mala pasada.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Final Currie Cup 2010: la consagración de Lambie



No quiero volver a ser ventajista, pero con Lambie uno lo tiene tan fácil como con Ben Youngs o Will Genia, pues sólo un ciego no vería que son unos elegidos para este deporte. Dije allá por el mes de julio que Lambie llegaría a ser alguien grande y se ha dado más prisa de la que esperaba para ir consumando las espectativas, pues el pasado sábado fue el héroe, el verdadero artífice del éxito de los Sharks en esta edición de la Currie Cup, en la que barrieron a Western Province 30-10 en Durban, en un Absa Stadium abarrotado y con todos los espectadores enfervorizados en apoyo a su equipo. Lambie lo hizo prácticamente todo perfectamente, jugando con el temple y aplomo de un veterano a sus 20 añitos recién cumplidos, y consiguiendo nada menos que 25 de los 30 puntos de su equipo (dos ensayos, tres transformaciones y dos penalties), en una actuación histórica que debería ser el primer episodio de una carrera exitosa en el mundo oval.

Se esperaba un partido más igualado, sobre todo tras el partidazo que jugaron los de Ciudad del Cabo en Newlands en semifinales, pero el dominio inicial (más en posesión que en territorio) corrió a cargo de unos Sharks que vieron, además de Lambie, como Alberts y Bismarck Du Plessis demostraban que son dos de los jugadores más en forma del hemisferio sur a día de hoy. Anuladas piezas clave del adversario como Vermeulen, De Villiers, Habana y Aplon, y con Burger algo desquiciado, los Sharks lo tuvieron fácil para marcar diferencias con su rival, llegándose a situar 23-3 avanzada una primera parte en la que, por cierto, apenas se vieron scrums (y los pocos que hubo fueron dominados por el poderosísimo pack de los locales). Sólo en los últimos minutos asumieron la iniciativa los visitantes, con el ensayo de Burger y una escapada peligrosísima de Habana que no obtuvo premio. Otra de Aplon fue placada a la perfección por Mvovo casi al borde de la línea de marca. 23-10 al descanso, con Lambie que ya había conseguido su primer ensayo, dejando por el camino a 4 rivales con una facilidad pasmosa.

Al inicio de la segunda parte volvieron a apretar los de Coetzee, pero esta vez sin resultados, al toparse con un infranqueable muro vestido de negro. El prometedor Duvenage, que substituyó a Januarie en el minuto 20 (por lesión de éste último), pareció devolver el sentido ofensivo de su juego a Western Province, pero en la segunda parte sucumbió a una presión devastadora que le hizo cometer varios errores, al igual que sus compañeros, muy erráticos en el juego a la mano (tampoco estuvo muy fino con el pie De Waal). Únicamente Jantjes estaba inspirado en las filas de los de Coetzee, al que se le comienzan a atragantar las finales (lleva dos seguidas perdidas este 2010, una en el Super 14 y ésta). No les quedaba más remedio que llevar la iniciativa, pero andaban perdidos y confundidos ante las arremetidas de unos fieros Sharks (liderados en esta lid por unos rocosos Alberts y Bismarck) que sí sabían a qué estaban jugando. Como colofón a una actuación inmensa, Lambie recogió un balón perdido para infiltrarse entre dos rivales y conseguir su segundo ensayo del partido (el quinto de la temporada en la Currie Cup), el que le permitió llegar a 205 puntos en su cuenta (fruto de los 5 ensayos citados y de 72 tiros a palos de 101 intentos), segundo de la lista de máximos anotadores del torneo (sólo superado por De Waal, con 220). Merecidísimo Man of the match, tal vez también 'Man of the Currie Cup 2010' y pieza ya indispensable para el presente de los Springboks.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Previa del Inglaterra-Nueva Zelanda



Se presenta apasionante el partido que mañana disputarán en ese "the field of dreams" (Austin Healey dixit) llamado Twickenham, el mejor campo de rugby del mundo, las selecciones de Inglaterra y Nueva Zelanda (previa de Planet Rugby). Hay sensación entre los ingleses de que mañana puede manifestarse un cambio de ciclo que devuelva a Inglaterra al cielo de los grandes del mundo oval. La victoria de Inglaterra en Australia, el pasado junio, fruto del enorme talento de jugadores (Youngs, Foden y Ashton) a los que Martin Johnson ha tardado muchísimo en conceder protagonismo, y la buena imagen dada en el Stade de France en la última jornada del pasado VI Naciones (a pesar de la derrota), ha promovido la idea de que el proyecto de Johnno no es tan deficiente como parecía a inicios de año. Yo no lo tengo tan claro, porque aunque es cierto que en Australia el equipo dio otra imagen, más dura y concentrada, ambiciosa y compacta, y también que hay jugadores como para poder ganar a cualquiera, enfrente estará mañana la mejor selección del mundo (y no sólo porque lo diga la clasificación de la IRB), la casi imbatible Nueva Zelanda, que se presentará muy motivada tras su derrota en Hong Kong ante Australia y además no ha perdido por lesión a ninguno de sus jugadores clave (Carter, McCaw y Muliaina), mientras que los locales sí que no podrán contar con el divino Wilko (lesionado para todo el mes de noviembre), además de haber padecido la baja permanente, de gran coste simbólico, de Phil Vickery. Eso sí, recupera al imprescindible Andy Sheridan en el flanco izquierdo de la primera línea y también al capitán Lewis Moody. Hace ya siete largos años, el 2003 del campeonato del mundo que ganaron los ingleses, que Inglaterra no vence a los All Blacks; ocho victorias seguidas para los de negro. Ya es hora de revertir la dinámica, sobre todo estando a las puertas del mundial 2011. No me gusta dar pronósticos, pero aunque imagino que Inglaterra presentará una mejor imagen que la del año pasado (6-19) o la desastrosa de noviembre de 2008 (6-32), la victoria va a ser un objetivo únicamente posible si juegan al 100 % durante todo el encuentro y si los All Blacks tienen un mal día. Si no es así, derrota segura.

Dejo un reportaje presentado por el gran Austin Healey (bueno, y por una barbie-petarda), uno de los casos más logrados de metamorfosis de gran jugador en apreciable comentarista deportivo (otros, como el de Jonathan Davies, son mucho más discutibles), en el que se analiza la situación de Inglaterra a partir de las declaraciones de Johnson, Mike Tindall y Paul Doran Jones.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Gloucester 19 - Leicester 12



Las siempre frustrantes relaciones entre Gloucester y Leicester, al menos para los primeros (recordemos: los Tigers los vencieron en la final de la Guinness en el 2007, y también los eliminaron en semifinales en 2008, gracias a un drop en los últimos instantes de Andy Goode en Kingsholm), acaban de pasar por un momento agradable, al fin, para los de Kingsholm, pues con su 19-12 conseguido in extremis, gracias a un trabajado ensayo que atraviesa todo lo ancho del campo y que es coronado por Vainikolo, demuestra que este año el trabajo de Bryan Redpath comienza a dejar un cuerpo, a la vez que ofrece esperanza de resultados, tras la frustrante etapa de Dean Ryan, en la que se conseguían buenos o inmejorables resultados en la liga regular para acabar cayendo en los play-offs. La victoria de los locales, conseguida tras un gran trabajo colectivo, en especial de su delantera (sensacional el escocés Hamilton, ex-jugador de los Tigers hace unos años, y Luke Narraway), los eleva hasta la tercera plaza de la tabla, sólo por detrás de los intratables London Irish y Northampton Saints, y de paso también prolonga la frustración de Leicester, que sigue sin ganar fuera de casa en la Premiership (sí lo ha hecho en la Heineken, aunque le costó mucho doblegar a Benetton en Treviso), y comienza a dar señales preocupantes de no saber qué camino seguir. La perfecta defensa de los locales dejó al poderoso ataque de los Tigers sin capacidad de anotar un solo ensayo, sumando puntos únicamente gracias al pie derecho de Twelvetrees, joven centro reconvertido a apertura ante las bajas en esa posición de los de Cockerill. Por los locales, sólo anduvo por debajo de sus posibilidades el pateador galés Nicky Robinson, con mal porcentaje en el tiro a palos (y con algún intento en particular que rozó lo vergonzoso por su ángulo de desviación). Buenas noticias también en la feliz vuelta de Olly Morgan, tras una larga lesión, y que realizó un gran partido (si no recuerdo mal fue nombrado Man of the match).

En cuanto a Gloucester, también destacar que me llama la atención una serie de jóvenes interesantes que está sacando su academia, y que poco a poco va substituyendo con garantías a las importantes bajas que ha ido acumulando en los últimos tiempos (Lamb, Barkley, Anthony Allen, Delve, etc.). Al ya consolidado en la titularidad, Charlie Sharples, cuyas espléndidas condiciones le permiten jugar tanto de zaguero como de ala o centro con similares garantías, se está uniendo gente como el zaguero Freddie Burns, el medio scrum de curioso (por catalán) nombre, Jordi Pasqualin, y dos centros que pudimos ver en este encuentro, Jonny May y Henry Trinder, y que me sorprendieron por su capacidad de desborde y animosidad a la hora de atacar al rival o tratar de detener sus avances. De hecho, fueron, junto a un jugador que siempre me ha gustado y que nunca ha podido consolidar su escasa carrera internacional, James Simpson-Daniel, los artífices de esta importantísima victoria que despeja las posibilidades de este equipo, a la vez que deja tocado a un rival directo y, como guinda final, mantiene la condición invicta de Kingsholm, al menos desde hace un año más o menos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

En Hong Kong, milagro y fin del maleficio



Tenía que ser el Hong Kong que cantaran Siouxsie and the Banshees y Screamin' Jay Hawkins. Para romper el maleficio que estaba destruyendo la autoestima de los Wallabies y que se cifraba en nada menos que 10 derrotas consecutivas frente a los All Blacks (todos los enfrentamientos desde el verano del 2008), tuvo que viajarse a la antigua colonia británica de Hong Kong (o no tan antigua, ya que fue devuelta a China casi al mismo tiempo que el rugby pasaba del amateurismo al mundo profesional) para poder realizarlo (26-24). En tierras de las antípodas, ya sea en Australia o en Nueva Zelanda, no había manera de poderle ganar un partido al mejor equipo del mundo, el que llevaba hasta este pasado sábado 15 victorias seguidas (no perdía desde el día que Frans Steyn los cosió a bombazos en el Eden Park, septiembre de 2009). Y, por cierto, se trata del segundo maleficio que últimamente han quebrado los australianos, después de superar el 'mal de alturas' del Highveld, venciendo a los Springboks en Sudáfrica durante el pasado Tri Nations. Parece que algo comienza a cambiar en la dinámica de los chicos de Deans, y a la inmensa calidad que atesoran se une la capacidad, insólita hasta ahora, de revertir tendencias negativas y remontar un partido en los últimos instantes. Si durante mucho tiempo las bondades de un ataque que con los últimos ajustes (Cooper de apertura, Giteau de 12, Beale atrás, O'Connor de ala y Ashley-Cooper de centro, estaba siendo devastador, se torcían por clamorosos errores defensivos (que los sigue habiendo, por cierto) y cierta debilidad mental en los instantes decisivos, ahora parece que la tendencia va mutando. Veremos cuánto dura, pero a falta de ver si hay cristalización de estas nuevas armas de los Wallabies, su inicio de los tests de noviembre no puede ser más halagüeño con la euforia evidente y merecida que están experimentando tras vencer a los All Blacks tras más de dos años de penalidades.

Sin embargo, la victoria no fue en absoluto fácil, todo lo contrario, en uno de los finales más vibrantes de los últimos meses (creo que sólo la remontada de Gales a Escocia en el último VI Naciones dio más de sí), coronado con un ensayo casi imposible, tras driblar a 4 rivales, del joven pero ya decisivo O'Connor, que empataba el partido a 24, y la conversión final que destapó los entusiasmos largamente incubados entre los Wallabies. Había muchas ganas de vencer a los All Blacks y se demostró ya de inicio, con unos 30 minutos arrolladores de los australianos, que dominaron territorialmente y en posesión a sus rivales, aportando más entusiasmo. Sin embargo, la mala puntería a palos de Beale y Giteau (lo de Giteau ya resulta desesperante), impidió que la diferencia fueran excesivamente clar, quedándose en un 12-0 tras los ensayos de Cooper y Ashley-Cooper. Todo parecía de cara para que los de amarillo pudieran dar un repaso a los de negro. Sin embargo, los All Blacks se pueden permitir sestear durante media hora y permitir que el rival coja cierta ventaja, pero cuando se centran y despliegan su juego alegre y vistoso no los para nadie. Y demostraron que siguen siendo los mejores sólo en 3 minutos, que fue lo que les costó anotar dos ensayos seguidos (Cowan y Jane) para darle la vuelta al marcador, 12-14. Un tiro de Carter dejó un 12-17 que desesperó a los australianos, dominadores de la mayor parte del encuentro, pero que veían cómo lo que tantos minutos y esfuerzos les había costado conseguir desaparecía tan sólo en 3 minutos de insipiración neocelandesa.

Acusaron el cambio de dinámica los Wallabies al inicio de la segunda parte, porque no llevaron la iniciativa hasta pasado el ecuador de esta fase, tras el tercer ensayo de los neocelandeses, obra de Nonu, que ya doblaban a los australianos, 12-24. Se estaba viendo la misma película de siempre: mientras que a sus rivales cualquier punto les cuesta toneladas de sangre y sudor, los All Blacks parecen desenvolverse con una facilidad increíble para ir sumando ensayos y puntos. Fruto de ello, imagino que cayeron en la peor de sus trampas, la autoconfianza. Son tan buenos y ven que sin estar al 100 % se llevan fácilmente los partidos, que bajan el acelerador en exceso, y esta vez les tocó pagar la petulancia, tras el cambio de Carter por Donald. Inmediatamente, el partido volvieron a pelearlo los Wallabies, tras demasiados minutos viendo cómo su rival se iba pasando el oval. Los australianos confían mucho en su rapidez y capacidad en ganar la espalda a la defensa rival, pero en esta ocasión abusaron algo de la patada larga, que en muchos casos se fue más allá de la línea de marca. Fueron minutos de intentar alocadamente ganar terreno, salir del encierro en su propio terreno de juego, cuando tras la salida dificultosa de un scrum peleado, y tras pases de Genia y Cooper, Beale rompió la línea rival y tras un amago que descolocó a Muliaina, pasó a Mitchell que embalado consiguió un ensayo precioso. La transformación de O'Connor dejaba las cosas todavía abiertas, 19-24. Australia esperó su momento, más dinámica con el cambio de Barnes por Giteau, pero los neocelandeses tuvieron la sentencia en la bota derecha de Donald, que falló un aparentemente asequible penalty a 5 minutos del final. Ya no había margen para guardarse nada, sólo quedaba atacar hasta el final. Los australianos lo hicieron, pero no había manera de quebrar el muro teñido de negro. Parecían volver a quedarse en la orilla, sobre todo cuando los neocelandeses recuperan el oval, aunque incomprensiblemente Donald lo aleja pero no fuera del campo, sino que lo deja dentro. Sigue el juego y, tras varios ataques infructuosos, O'Connor obraba el milagro en el que, en ese momento no creía ya nadie. 24-26 en el marcador y muchos fantasmas despejados para los torturados Wallabies, que así pueden iniciar su periplo europeo con más tranquilidad (no tener que esperar a julio para tratar de romper el maleficio All Black debe liberar unas tensiones bárbaras).

Pero, a pesar del partidazo de Australia y de su agónica victoria, a mi modo de ver Nueva Zelanda sigue estando por encima de sus rivales, pues, visto lo sucedido en Hong Kong, para vencerlos tienes que estar al 200 % y además que te caiga en gracia un poco de suerte y pasar por una agonía tremenda (y si eso se cumple, la victoria será siempre muy ajustada), mientras que ellos transmiten la sensación de jugar con el freno puesto, forzando sólo cuando les conviene, siendo además sus victorias mucho más contundentes que sus escasísimas derrotas. Esta derrota no debería preocuparles, casi al contrario, pues liberan esa exigencia que a veces puede pesar de ser siempre invulnerables. En un partido con más cosas en juego, estoy seguro de que Nueva Zelanda no regala los últimos 20 minutos. Aún así, hay que reconocer que el trabajo de Deans, que parecía sentenciado de muerte al principio del pasado Tri Nations, comienza a dejar un poso, y aunque sigue habiendo cosas que corregir (y posiciones sin cubrir del todo bien, porque falta un nº 8 de garantías y un buen acompañante de Sharpe, aunque el recuperado Dan Vickerman podría venir bien en este segundo caso), las espectativas de los Wallabies, a 11 meses del Mundial, comienzan a cuajar.
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